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9.- INFORMACION TECNICA

Aerofotografía Oblícua, Geoposicionadores y Bandas de Radar Lateral

Aunque ahora los geoposicionadores satelitales (GPS) nos permiten llegar por medio de coordenadas hasta cualquier lugar que haya sido registrado previamente; he encontrado que por causa de lo impreciso que aún resultan los mapas, el único método que me resulta confiable para determinar cuál es el lugar preciso de un punto, es registrando su posición mediante secuencias de fotografías terrestres o aéreas que vayan seguidas y solapadas; lo que nos permite después examinar las imágenes con un un efecto estereoscópico, con el que hasta cada rama de cada uno de los árboles de la selva se puede apreciar en el lugar que ocupan en el espacio. Para lograr esto, registro pares de fotografías verticales y oblícuas en forma contínua, de forma que estas me permitan relacionar cada lugar que creo de interés, con multitud de detalles que hay en la topografía circundante. Es decir, trato de relacionar espacialmente lo que mi interesa en particular, con rocas, árboles peculiares, quebradas, aristas de cerros etc. Si ocurre que durante este proceso de observación, la complejidad del relieve topografíco, o las condiciones atmosféricas del momento, me hicieran dudar sobre el resultado; entonces procedo a realizar un barrido fotográfico extenso y contínuo, donde cada fotografía repita la mitad de la imágen de la próxima, con el propósito de amarrar y relacionar cualquier sitio de mi interés, con algún detalle que yo no pueda ver al momento del vuelo, pero que tengo la seguridad que aparecerá en cualquiera de las imágenes fotográficas con las que haya registrado los 360º del horizonte. Después, asistido por un estereoscopio de espejo, resulta sencillo identificar muchos de los accidentes topográficos que habían pasado desapercibidos mientras se efectuaba el vuelo, pero que quedan registrados en las fotografías, y ello algunas veces nos permite relacionarlos con muchos de los detalles que se encuentran impresos en las aerofotografías cartográficas del pasado, donde las hicieron. De los lugares donde no hay aerofotografías verticales convencionales, hemos podido reconocer sin problema algunos de los accidentes topográficos que hemos registrado fotográficamente, cuando comparamos nuestras imágenes con las modernas ampliaciones de bandas de imágenes de Radar Aerotransportado de Visión Lateral (SLAR), o con las fotos logradas desde los satelites LANSAT y EROS.

Por ejemplo, para ubicar el lugar desde el que realicé una aerofotografía o para determinar el sitio exacto donde me encontraba en la tierra al registrar las imágenes, me ayudo con otras aerofotografías mías o con aerofotografías cartográficas, o imágenes de radar lateral o satelitales, para reconocer gráficamente algunas piedras, valles, rios o colinas que aparezcan grabadas en mis fotografías, alineadas unas tras otras a la manera de una mira, y que pongan en evidencia el eje de la fotografía. Si he tenido el cuidado de hacer lo mismo hacia varios puntos del horizonte, entonces habré logrado una serie de marcas o señales, que al unirlas mediante líneas, hacen ver unos radios que convergen y hacen evidente el punto preciso desde el que se hicieron las fotografías. Si las fotografías se hicieron a bordo de una aeronave, también se puede determinar sobre la foto-mapa de trabajo, cuál era nuestra ubicación sobre el terreno, en cada momento en el que apretamos el obturador de la cámara y siguiendo la secuencia de números que lleva cada negativo, poner en evidencia, la trayectoria de la aeronave.-

Es importante advertir que si bien los negativos originales de las bandas laterales de radar SLAR ofrecen imágenes que a la vista parecen realizadsas en tono contínuo, es decir con granos muy finos que dan la impresión de imitar los tonos grises; todas las copias y negativos de las imágenes de relieve topográfico que muestran los mosaicos de bandas SLAR (en escala 1/250.000) y los planos Pictoradar que suministra la Cartografía Nacional, así como las imágenes procesadas por la división de cuencas de EDELCA, se encuentran enmascarados mediante una trama de puntos blancos y negros, con los que además de facilitar su impresión tipográfica se impedía la obtención de cierta información geológica que en los años 70 se consideraba "clasificada". Por ello considero importantísimo, que antes de salir en una misión aérea de reconocimiento sobre regiones donde no existan fotografías aéreas convencionales, uno debe tomarse el tiempo para ubicar y preparar las ampliaciones en tono contínuo en escala 1/20.000 o más, obtenidas de los negativos originales de las bandas SLAR; ya que solo con ese tipo de copias es que se podrá ubicar con precisión las marcas que señalen los sitios de interés. (Los negativos de las bandas originales SLAR, aunque logrados magnéticamente, tienen pixels y granos negros tan finos que imitan los tonos grises con calidad fotográfica).

También es importante advertir que aunque las coordenadas logradas gracias a los satelites del Global Position System (GPS); nos han permitido hasta determinar en grados, minutos y centésimas de minutos, donde es que están incados los palos de las empalizadas de los poblados Yanomamö que hemos investigado; o donde se encuentran los helipuertos que utilizamos durante las exploraciones del Cerro Duida, del Parapapoy y del Supamo; o cuáles son las coordenadas que corresponden a los raudales y a las montañas que registramos con toponimia Yekuana mientras exploraba junto con mi hijo el curso del rio Erebato durante los años 1995 y 1997 (aunque durante muchos años más esto no aparecerá en los mapas). Y aunque igualmente, estos aparatos GPS (Trimble, Garmin y Magellan) nos han permitido obtener junto con el profesor Napoleon Chagnon las centenares de coordenadas que nos sirvieron para redibujar mapas con retículas muy particulares y secretas con a las que pudimos reorientar las imágenes ampliadas de las bandas SLAR y utilizarlas exitosamente durante nuestras famosas exploraciones a la Sierra de Unturán y a la cuenca del rio Siapa entre los años 1990 y 1993. Y aunque ambién nos han servido las coordenadas GPS, para fijar la posición de los conucos y de los shaponos del poblado de Hashimo-teri, donde en 1993 ocurrió la controvertida y politicamente inconveniente masacre Yanomamö. Y todas estas posiciones por coordenadas que pueden ser accesadas gracias a una red de satélites, y nos permiten llegar a cada lugar escogido con una precisión sideral que era inpensada antes de 1990; estas no nos permite ubicar topográficamente ninguno de los sitios que hemos estudiado. Es decir, por ejemplo, reconocer cuál es la posición topográfica relativa de un poblado Yanomamö con respeto a otro, o con respecto a un rio, o orientarnos bien para seguir el serpenteo del camino hacia las quebradas cercanas. O permitirnos resolver por medio de coordenadas GPS, cuál es la razón por la cuál los yanomamö que viven en las montañas parecieran despreciar las atractivas y fértiles vegas que los tientan peligrosamente desde los valles cercanos; o el motivo por el cual ciertos nombres de shaponos repiten la toponimia de los accidentes geográficos notables que solo al verlos topográficamente representados en forma espacial es que nos permiten entender porque resultaron de interés histórico o mitologico para los habitantes de esas regiones.

Para poder investigar y considerar estos detalles, que son los que finalmente cuentan, cuando se explora y se intenta descubrir algo; hay que poder ubicar los sitios que son de interés, pero de una manera que solo se logra mediante la observación directa y con la ayuda fotografías. Tal como lo hemos descrito: guiandonos por los valles, las montañas y los rios, al igual que un ave. Para hacer más obvio nuestro punto, considero que para un explorador no solo vale la pena saber que el Salto Angel se encuentra fijo sobre una roca a tantos grados al norte del Ecuador y al Oeste del meridiano de Greenwich; lo cuál indudablemente resulta muy importante para los pilotos que sobrevuelan la montaña. Sino que creo que lo que resulta importante para los exploradores y para otros que también disfrutan de los espacios abiertos, es conocer como se ubica ese Salto con respecto a su entorno y otros accidentes topográficos y así poder reconocer en una imágen SLAR, LANSAT o EROS como al noreste de la formidable herradura que dibuja la cumbre plana del Auyantepuy, cuál de tantos es el punto preciso y el acantilado donde se encuentra esa enorme caida de agua y cual es su relación espacial con respecto al rio Aonda o al rio Carrao. Desde cuál risco preciso se desprende el agua hacia el vacío, o si la luz de la mañana o la de la tarde, es la que más ilumina la pared. Y porqué es, como consecuencia de este observar, que no se le puede llamar Churún-merú al Salto Angel a esta caida de agua (Kerepacupay-merú) que es la mas larga del mundo, y que es uno de los caminos mas cortos por los que esta meseta conduce su agua oscurecida por del humus ácido de los pantanos de la cumbre, hasta llevarla al encuentro del verdadero rio Churún; el cuál, antes de recibir esas aguas frescas y espumosas del salto ya habría estado gastando muchas piedras por dentro del Cañón del Diablo.


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